Ya os hemos hablado en nuestro blog de Empleo e inserción laboral sobre la Autoestima, sobre cómo se construye y qué factores influyen a la hora de adquirir una autoestima desadecuada. En esta línea damos un paso adelante, y en nuestro post de hoy, queremos hacer referencia a las claves que proponePau Forner Navarro para mejorar la Autoestima. Seguro que os serán de gran utilidad y os servirán de apoyo en vuestra búsqueda de empleo.
1. Encuentra el origen de tu baja autoestima
Los problemas de autoestima suelen desarrollarse durante la infancia y sus causas pueden ser muy distintas, pero si no las conoces nunca podrás trabajar sobre el origen de tus temores. Al haberse formado en la infancia, la falta de autoestima ha sido creada por la perspectiva de un niño y seguramente esté sesgada. Como no podías entender lo que estaba pasando realmente, es muy útil volver a buscar su origen y replantear tus creencias.
Para encontrar el origen de tu baja autoestima y someter tus creencias a juicio, pregúntate por lo menos tres veces el ¿Por qué? de tus miedos: ¿Por qué temo conocer gente nueva? Porque me ignorarán. ¿Por qué creo que me ignorarán? Porque no soy interesante. ¿Por qué creo que no soy interesante? Porque de pequeño me decían que nunca hablaba.
Efectivamente te da miedo conocer gente porque crees que no sabrás qué decir. Pero si te das cuenta finalmente que lo importante para conocer gente no es hablar, sino escuchar, probablemente empieces a superar ese temor.
2. Inténtalo, aunque sepas que vas a fracasar
Se ha demostrado que el principal enemigo de nuestra autoestima es, sencillamente, no hacer nada. Cuando nos sentimos amenazados nuestro instinto es buscar vías de escape porque creemos que así reduciremos nuestra ansiedad. Por eso cuando sientes miedo o desánimo en lugar de enfrentarte directamente a ellos intentas esquivarlos.Y es lógico: en el momento en que decides evitar lo que te preocupa notas una sensación inmediata de alivio. El problema es que esa conducta puede terminar convirtiéndose en un hábito.
Porque ¿cómo crees que terminarás sintiéndote a medio plazo? Evitar lo que temes y actuar como un cobarde no es algo de lo que puedas enorgullecerte, y eso vuelve a cerrar el círculo de la baja autoestima. Por eso cuanto más evites lo que preocupa, peor te sentirás contigo mismo.
La buena noticia es que la ciencia ha comprobado que la autoestima no depende del resultado de tus actos. Depende simplemente de que actúes. Aumenta cuando te enfrentas a las circunstancias, y disminuye cuando las evitas. Solo enfrentándote a tus miedos lograrás romper este círculo vicioso.
3. Sustituye tus objetivos por valores
Marcarse grandes objetivos suele ser sinónimo de frustraciones y pérdida de contacto con la realidad. Pero entonces, ¿qué haces sin objetivos en tu vida? ¿Cómo vas tomar decisiones? ¿Y cómo encontrarás la motivación para enfrentarte a tus retos?
Necesitas algo sólido. Algo que te permita seguir adelante cuando te sientas cansado, ansioso, deprimido o desanimado. Algo tan poderoso que te motive a salir de tu zona de confort para exponerte a aquello que temes. Hay algo que posee todos los beneficios de los objetivos y ninguno de sus inconvenientes: Tus valores. Los valores son nuestra definición más fundamental, nuestra hoja de ruta. Nos marcan la dirección cuando creemos que nos estamos perdiendo y nos dan energía para seguir luchando. Gracias a tus valores también podrás conseguir un plus de autoestima cuando más lo necesites.
Cada vez que tengas que enfrentarte a un reto, saca tu listado de valores, elige uno, y durante un par de minutos recuerda por qué es importante para ti. Aumentará tu autoestima y te protegerá de la ansiedad.
4. Identifica tus verdaderas fortalezas
Además de tus valores, para construir tu autoestima necesitas convencerte de que hay algo bueno en ti. Y te aseguro que TODOS tenemos puntos fuertes, el problema es que las personas con poca autoestima no los saben identificar. Para encontrar tus fortalezas piensa en cinco logros que hayas conseguido en tu vida, como terminar tu carrera mientras trabajabas, aprender a cocinar solo o lograr seducir a tu pareja. Si te cuesta encontrarlos es porque no estás siendo generoso contigo mismo, así que imagínate que ese éxito lo hubiera conseguido un amigo, ¿qué le dirías? ¿cómo se lo reconocerías?
Luego piensa qué características personales positivas son necesarias para conseguir cada uno de ellos. En los ejemplos anteriores podrían ser la perseverancia, la curiosidad y la iniciativa. Éstas son tus fortalezas.
Cada vez que te sientas juzgado o cuestionado, repasa mentalmente tu lista de fortalezas y recuerda de dónde provienen. Está demostrado científicamente que así te sentirás más seguro de ti mismo. Incluso se comprobó en un estudio que pensar en tus puntos fuertes antes de un examen puede ayudarte a sacar mejores notas.
5. Convierte tus pensamientos negativos en respuestas racionales
Ahora ya tienes tu conjunto de valores y fortalezas para empezar a creer en ti. Pero nuestras experiencias del pasado, incluso aquellas que ya no recordamos, continúan afectando nuestra vida en forma de “voz interior”.
En personas con una autoestima sana esta voz suele ser amable y reconfortante. Pero en aquellas con baja autoestima se convierte en su peor crítico, castigándoles por sus errores y despreciando sus logros. Este diálogo interno provoca ansiedad y nos recluye en nuestro círculo de confort, así que es clave que también seas capaz de superarlo. El problema es que esa voz interior es irracional y como esos pensamientos irracionales no necesitan ninguna base real para existir, debes ponerlos a prueba para que tu razón los venza. ¿Es una amenaza real o está totalmente infundada?
El proceso para vencerlos es el siguiente:
Identifica en qué situaciones aparecen y qué te dicen. Tus pensamientos negativos suelen ser siempre los mismos, así que ¿de qué manera te hacen interpretar las situaciones? ¿Qué emociones te provocan?
Finalmente, racionaliza tus pensamientos negativos irracionales respondiendo a estas tres preguntas: ¿Estás seguro de que eso va a ocurrir?, si realmente ocurre, ¿cómo estarás dentro de un año?, ¿qué le dirías a un amigo que te estuviera contando eso?
Crea el hábito de identificar y cuestionar tus pensamientos negativos y empezarás a disminuir su efecto sobre ti.
6. Sepárate de tus miedos con aceptación y compromiso
Es posible que después de identificar y racionalizar tus pensamientos negativos todavía tengas algunos miedos tan profundos que te sigan bloqueando. No te preocupes, porque para eso tenemos la estrategia de aceptación y compromiso, un método que ha demostrado una enorme eficacia científica para superar esas creencias.
La mayoría de gente, cuando hay algo que le preocupa, intenta no pensar en ello. Tratamos de bloquear nuestros pensamientos o distraernos pensando en otra cosa. Pero eso no solo ha demostrado que no funciona, sino que además provoca que tus miedos vuelvan con más fuerza. En lugar de intentar ignorarlos, tienes que aprender a desligarte de ellos.
Para conseguirlo, practica este proceso cada vez que sientas que el miedo te invade:
No bloquees el pensamiento que causa ese miedo. Dale espacio y siéntelo.
Familiarízate con tu miedo. Ponle un nombre e imagínate cómo sería su forma física (si lo dibujas todavía mejor).
Utiliza un poco de mindfulness para que fluya y se marche. Puedes imaginarte un manantial de agua que arrastra unas hojas. Visualiza tu miedo encima de una hoja mientras el rio lo arrastra y desaparece lentamente.
No intentes bloquear tus miedos. Dales espacio y familiarízate con ellos hasta que los veas como el típico compañero de viaje pesado. Así desaparecerán.
7. Perdónate a ti mismo con la autocompasión
Apoyarte en tus valores, identificar tus fortalezas y racionalizar y desvincularte de tus pensamientos negativos es necesario, pero para conseguir una autoestima sana te falta algo imprescindible. Te falta aprender a perdonarte por tus errores. En jerga psicológica a esto se le llama autocompasión, y se trata de una estrategia que está revolucionando la comunidad científica gracias a sus espectaculares resultados.
Tú eres tu peor crítico. Si después de prepararte dos años para aprobar unas oposiciones no lo consiguieras probablemente te sentirías muy decepcionado. Pero si le ocurriera a un amigo tuyo, ¿no le consolarías diciéndole que lo importante era intentarlo? ¿Que ya tendrá más oportunidades? Pues la autocompasión consiste en tratarte con la misma empatía con la que tratarías a ese amigo tuyo. Significa darte apoyo y ser comprensivo contigo, en lugar de criticarte y juzgarte. Implica aprender a calmarte y reconfortarte para volver a intentarlo, en lugar de castigarte cada vez que cometes un error.
Cada vez que te descubras a ti mismo castigándote, sustituye tu voz crítica por esta voz compasiva. Tu autoestima lo agradecerá.
8. Aumenta tu confianza con las posturas de poder
Aunque casi todo el mundo cree que la autoestima nace en nuestra mente, los estudios más recientes de investigadores como la Dra. Amy Cuddy apuntan que también tiene parte de su origen en el cuerpo. Hasta hace poco se creía que la vía de comunicación entre mente y cuerpo solo tenía un sentido. Pero la realidad es que tu lenguaje no verbal también influye en tu estado anímico. Se trata de un pez que se muerde la cola: cuando te sientes derrotado lo expresas encogiendo tu cuerpo, lo que te hace sentir todavía más deprimido.
Pero es posible romper ese círculo vicioso, y es tan sencillo como utilizar una postura erguida y expansiva cuando te encuentres abatido. A este tipo de poses (cabeza elevada, hombros hacia atrás y manos apoyadas en las caderas) se les llama posturas de poder.
Puedes empezar por mantener cada mañana una pose de poder durante un par de minutos, y también cada vez que tengas que enfrentarte a un reto. Te sentirás más confiado.
9. Multiplica tu autoestima con el ejercicio
Tu cuerpo tiene algo más que decir sobre tu confianza, y es que quizás esta sea la forma más rápida de aumentarla. Los resultados del mayor estudio realizado sobre ejercicio y autoestima demostraron que, siempre que sea de mediana intensidad, hacer deporte incrementa la autoestima a corto plazo.
No olvides incluir una rutina diaria de ejercicios de 30 minutos de duración. Empezarás a notar los resultados de inmediato.
10. Piensa menos en ti y más en los demás
La espiral de la baja autoestima es un círculo vicioso. En nuestro afán por sentirnos mejor empezamos a chequear constantemente nuestro estado anímico. ¿Cómo me siento hoy? ¿Esta opresión en el estómago significa que voy a hundirme otra vez? Eso solo crea mayor ansiedad.
Para sentirte mejor deberías hacer todo lo contrario: dejar de pensar tanto en ti y centrar tu atención hacia fuera. Pensar solo en tus problemas no te hace ningún favor, tal y como se comprobó en un estudio de las universidades de Yale y California. En él, los participantes que realizaron acciones altruistas mantuvieron un estado anímico mucho más positivo que los que siguieron centrados en sí mismos. Ayudar a la gente tiene efectos beneficiosos sobre nuestra autoestima por dos motivos:
El primero es porque te ayuda a distraer la atención sobre ti mismo, algo fundamental.
El segundo es porque parece estimular ciertos sistemas biológicos que reducen las respuestas emocionales relacionadas con la ansiedad. Es como si estuviéramos programados para ayudar a nuestros semejantes.
Empieza a hacer más cosas por los demás porque, en el fondo, también lo estarás haciendo para ti.
La Autoestima se fundamenta en los pensamientos, emociones y creencias de cada uno. Si pienso mal sobre mí, si creo que no soy nada, si me comparo con los demás y sólo veo mis defectos… será necesario revisar mis pensamientos irracionales que, irremediablemente, me empujan a hundirme. Por lo tanto, la autoestima no depende de los éxitos externos: dinero, éxito, poder, aprecio de los demás, sino de actitudes y valoraciones internas.
¿Cómo se construye la Autoestima?
A lo largo de la vida vamos construyendo nuestra autoestima, en función de las experiencias que hemos vivido en relación a los demás, y de las valoraciones, interpretaciones y atribuciones que hacemos de esas experiencias. Podríamos decir que se desarrolla en función de factores externos o ambientales y factores internos (pensamientos al procesar las experiencias). Es fundamental tener en cuenta ambos tipos de factores para mejorar la autoestima.
Factores Externos al construir la autoestima
La forma en la que nos miramos a nosotros mismos se aprende. Por decirlo de algún modo, la “óptica” con la que nos vemos está influenciada por las experiencias, circunstancias, acontecimientos y situaciones que vivimos a lo largo de nuestra vida.
La relación con otras personas influye en esa “óptica”. Los padres, la familia, los amigos, los profesores, todas las personas que consideramos significativas, tienen una influencia sobre la percepción que cada persona desarrolla de sí misma.
Según los mensajes recibidos de quienes nos han acompañado a lo largo de la vida, se crea una percepción de uno mismo. Los mensajes que vamos escuchando se van grabando en nosotros y definen el estilo de nuestro diálogo interno, la “óptica” con la que nos vemos.
Factores Internos al construir la autoestima
Los pensamientos, las valoraciones o interpretaciones que hagamos de las experiencias de nuestra vida median en el desarrollo de nuestra autoestima.
Vivimos experiencias que nos marcan, que se graban en nosotros, y la interpretación que demos a éstas es tan importante como las experiencias en sí mismas.
La atribución que demos a nuestros éxitos y fracasos influirán también de forma decisiva en nuestra autoestima.
Al mismo tiempo, la forma de ver el mundo (la interpretación que hacemos del mundo) influirá enormemente en cómo nos sintamos y dicho sentimiento afectará a su vez a nuestros niveles de autoestima.
Cuando las cosas no salen tal y como esperamos, el modo en el que interpretamos el resultado es muy importante en la valoración que realicemos de nuestras capacidades y habilidades.
¿Cómo se adquiere una autoestima desadecuada y cómo mejorarla?
Existen varios factores que pueden hacer que nuestra autoestima no sea correcta. Para mejorarla es importante que los tengamos en cuenta:
1.Tener demasiado en cuenta la opinión de los demás sobre nosotros mismos. Es normal que nos guste sentirnos queridos, halagados, pero no es bueno necesitar la constante atención y aprobación de los demás para sentirnos bien. Hay que evitar la tendencia a complacer a los demás. Por otro lado, hay personas que se rodean de otras que les hacen daño con sus constantes reproches, críticas destructivas o desvalorizaciones, atacando su autoestima. Es importante alejarse de esas relaciones y personas.
2. La tendencia a hacer comparaciones con lo que pensamos que son otras personas o lo que creemos que tienen. No sólo es importante considerar que no sabemos mucho sobre cómo es verdaderamente esa otra persona con la que nos comparamos, sino que es importante darse cuenta que lo que sirve para ella no tiene por qué ser válido para nosotras o nosotros.
3. La tendencia a evitar los retos. Es mejor hacerlo y fracasar que no intentarlo. Evitar los retos desarrolla la creencia de que “no somos capaces” y entramos en un estilo de evitación y auto-justificación. No digas que no puedes, hazlo. Y por supuesto, tras hacerlo valora el resultado con equilibrio, aprende de los errores y aprecia los aciertos.
4. Postergar o procrastinar, es decir, dejar para mañana lo que puedas hacer hoy. Es una forma de evadir, usando otras actividades como refugio para no enfrentar una responsabilidad. Mejorar la autoestima pasa también por dejar de procrastinar.
5. El Perfeccionismo o querer hacerlo todo bien, lo que lleva a sentirse culpable si no se consigue. El perfeccionismo nos paraliza y nos bloquea, mejorar la autoestima nos hace avanzar y progresar.
6. Una continua insatisfacción con la vida. La tendencia a verlo todo negro y vivir instalados en la queja también genera una mala autoestima y puede acabar amargándonos la vida.
7. Valorar de un modo desadecuado las críticas, atendiendo a las destructivas y obviando las buenas críticas. Es importante saber, por un lado, que puedes enseñar a los demás a tratarte de una forma adecuada, actuando con asertividad, y frenar así críticas ofensivas o destructivas. De igual modo, aprender a aceptar y expresar críticas, es una habilidad social muy necesaria.
Este post es una actuación enmarcada en el programa PILA, cofinanciado por el Fondo Social Europeo, en colaboración con la Consejería de Industria, Empleo y Promoción Económica de Asturias y el impulso de CEPES como Organismo Intermedio del FSE.
Se ha hablado mucho los últimos años acerca de Marca Personal y se tiende a pensar que es algo complejo y que solo sirve para algunos perfiles medios y altos. Hoy queremos desmitificar esta idea, explicarte que es la Marca Personal de un modo sencillo y aplicable para todos.
¿Qué es la Marca Personal?
Te ponemos un ejemplo para que lo entiendas mejor: imagínate que te llaman para cubrir un puesto urgente en una fábrica, nadie te conoce allí, nunca has trabajado en ese sector y estás trabajando durante un mes dando lo mejor de ti, finaliza tu contrato.
¿Qué dirían de ti tus compañeros?…
¿Qué dirían de ti los jefes?…
¿Y Recursos Humanos?…
Pues bien, la respuesta a estas preguntas sería tu Marca Personal, la impresión que dejas en los demás con tu particular forma de ser y de trabajar.
Como puedes comprobar, esto es algo que siempre ha estado ahí, incluso antes de que se popularizara este término y que aplica a todo tipo de puestos de trabajo. Por ello creemos que es importante que lo tengas presente.
¿Qué puedo hacer para trabajar o mejorar mi Marca Personal?
Crea una impresión intencionalmente. Comunícate, muestra iniciativa, deja ver cómo eres, pregunta, interactúa, participa e intégrate en la dinámica de la empresa.
Volvamos a las preguntas planteadas anteriormente, imagínate que tanto compañeros, jefes, como Recursos Humanos, no se acuerdan de ti o no saben decir nada destacable. Esta es una posibilidad que no queremos que suceda, tienes que dejar una impresión para que te recuerden, no te escondas. Pasar “sin pena ni gloria” no es una opción.
Da siempre lo mejor de ti, incluso aunque vayas a trabajar un solo día. No sabes lo rápido que se llegan a crear las impresiones cuando interaccionamos con otras personas por primera vez, no desaproveches ninguna oportunidad.
Sé positivo y conócete. Ser consciente de tus fortalezas y debilidades te ayudará a crear una impresión muy positiva en los demás. Ten en cuenta siempre, que a nadie le gustan las personas que se quejan y que ponen pegas continuamente, intenta mostrar una actitud positiva, de ayuda a los demás y resolutiva.
Con estas claves tan sencillas ya puedes comenzar a poner en marcha tu Marca Personal para dejar una huella positiva.
Ya hemos hablado, en nuestro blog de empleo e inserción laboral, acerca de la trascendencia de las emociones, del “Autoconocimiento Emocional” como primera aptitud de la Inteligencia Emocional y como punto de partida sobre el cual se construyen el resto de habilidades, competencias y dimensiones del Autoconocimiento. Pero probablemente te hayas planteado ¿y qué tengo que hacer? ¿por dónde empiezo? ¿qué hago con mis emociones? ¿cómo podría mejorar? …
Pues existen muchas herramientas para trabajar las emociones, pero te vamos a sugerir algunas actividades sencillas para empezar, para que te sirvan de guía y te ayuden a abordar este proceso de identificación, comprensión, conexión con el pensamiento y regulación de tus emociones.
MAPA EMOCIONAL
Piensa en una emoción, positiva o negativa, que suelas sentir…
Busca un ejemplo, el más reciente, el más intenso, el que mejor lo explica, etc.
En general, ¿en qué situación se te dispara esta emoción?
Cuando VES que…
Cuando ESCUCHAS que…
Cuando SIENTES que…
¿Cómo te sientes, cómo la vivencias internamente?
Te IMAGINAS que…
SENSACIONES FÍSICAS que tienes…
PALABRAS O FRASES que dices…
¿Cómo sueles reaccionar ante esta emoción?
Lo que haces…
Lo que no haces…
Lo que dices…
Lo que no dices…
AUTOREGISTRO EMOCIONAL
La finalidad de esta actividad es tomar conciencia de que:
Cada acontecimiento provoca una emoción de mayor o menor intensidad.
Las emociones pueden ser positivas, negativas o ambiguas, depende de si producen bienestar o malestar.
Todas las emociones producen una reacción.
Teniendo en cuenta la información anterior, anota en el siguiente cuadro siguiente las diferentes experiencias emocionales que te sucedan durante una semana y clasifícalas en positivas (te producen bienestar), negativas (no te producen bienestar) o ambiguas (las que pueden producir bienestar o no, dependiendo del acontecimiento o suceso que produzca la emoción, de las circunstancias en las que se produzca o de la interpretación que le atribuya la persona al expresarla).
ACONTECIMIENTO
NOMBRE DE LA EMOCIÓN
POSITIVA NEGATIVA AMBIGUA
SÍNTOMAS
REACCIÓN
Ejemplo: Conduciendo por la carretera se ha cruzado inesperadamente una moto
Susto (miedo) y enfado (ira)
Negativas
Ante el susto se me ha acelerado el corazón y en el enfado he enrojecido y me he puesto tenso
Anota aquí: ¿Cómo reaccionaría? ¿Qué haría o pensaría?
REFLEXIONANDO SOBRE MIS REACCIONES
Como continuación de la actividad anterior, el objetivo de este ejercicio es regular aquellas reacciones más intensas que provocan malestar y que pueden ocasionar algún problema.
Observa el cuadro de la actividad anterior, “Autorregistro emocional”, y fíjate en la columna de reacción de cada uno de los acontecimientos que anotaste. Partiendo de las diferentes reacciones que tuviste, contesta a las siguientes preguntas:
¿Estás satisfecho/a con esa reacción?
¿Crees que tu reacción es proporcionada con el acontecimiento que la provocó?
La consecuencia de tu reacción, ¿empeoró o mejoró la situación?
¿Qué has conseguido con esa reacción?
La emoción que produce un determinado suceso no puede evitarse ni reprimirse, tampoco las alteraciones físicas que provoca, lo que sí se puede es educar y controlar la reacción problemática, para que no desencadene más emociones negativas.
Para finalizar, vuelve a anotar las reacciones que no te hayan gustado y sustitúyelas por otras más adecuadas.
Reacción que no me ha gustado: ………..
Reacción más adecuada: ……….
No dudes que trabajar tus emociones trascenderá tanto en lo personal como en lo profesional; influirá positivamente en tu bienestar emocional y rendimiento, y también te ayudará a comprender las emociones de los demás, mejorando la calidad de tus relaciones interpersonales, personales y profesionales.
La capacidad de reflexión es una habilidad que te será de gran utilidad en tu proceso de búsqueda de empleo. El análisis que hoy te proponemos tiene como objetivo:
Analizar nuestra situación individual respecto al entorno en el que estamos.
Identificar nuestros puntos fuertes y débiles.
Clarificar objetivos y alternativas de mejora.
La herramienta que vamos a utilizar es la matriz DAFO: Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades. Plantéate y pon por escrito la respuesta a los siguientes interrogantes:
Una vez hayas cumplimentado estos aspectos internos y externos, deberás planificar estrategias para reforzar tus fortalezas y aprovechar las oportunidades, así como afrontar las amenazas y poner solución a tus debilidades.
Hacer ejercicio te proporcionará una gran claridad y pondrá en valor todos los aspectos positivos que muchas veces son difíciles de visualizar y poner en valor.
De sobra es conocido en los últimos años el concepto deInteligencia Emocional y la trascendencia de las emociones a todos los niveles: personal, social, laboral, educativo, deportivo… y como no también, a la hora de emprender nuestra búsqueda de empleo y afrontar cualquier proceso de selección.
Aunque muchos atribuyen el concepto a Daniel Goleman, quien sin duda popularizó el concepto de Inteligencia Emocional, es un término muy debatido sobre el que se han escrito cientos de libros y artículos, que se ha ido construyendo en base a formulaciones y reformulaciones, y cuyo origen por tanto, es difícil de concretar. Si bien, parece claro que el concepto de Inteligencia Emocional como tal, fue propuesto por primera vez en 1990 por Salovey y Mayer.
Este modelo no recoge todo lo que hoy sabemos sobre Inteligencia Emocional, no obstante, nos sirve como punto de partida y nos puede ayudar, por la sencillez de sus planteamientos, a comprender cómo se estructuran y organizan las emociones en nuestra mente y su manifestación a través de nuestra conducta.
Mayer y Salovey proponen un modelo teórico de cuatro ramas para explicar y describir las dimensiones de la Inteligencia Emocional. El modelo engloba cuatro competencias emocionales interrelacionadas y que corresponden a cuatro niveles jerárquicos. Para llegar a las habilidades de mayor complejidad como el manejo emocional, son necesarias cada una de las habilidades previas más elementales. Las cuatro ramas son:
1. Percepción emocional:
Es la capacidad para percibir, evaluar y expresar las emociones adecuadamente.
Las emociones pueden ser reconocidas no sólo en uno mismo, sino también en otras personas y objetos (obras de arte, música…).
También incluye la capacidad para expresar las emociones de una manera adecuada
Así como para discriminar con precisión la honestidad o no de las emociones expresadas por los otros. Los individuos que saben acerca de la expresión y manifestación de emociones también son sensibles a las expresiones emocionales falsas o manipulativas que muestran otras personas.
Al acudir a una entrevista de trabajo, por ejemplo, la percepción de una sensación física de nudo en el estómago, que puedo traducir como nerviosismo. También percibo la conducta no verbal de los entrevistadores y cómo va variando en el transcurso de la entrevista.
2. Facilitación emocional del pensamiento:
Habilidad para usar las emociones de una manera que faciliten el pensamiento (integración emoción y cognición y la emoción como facilitadora del pensamiento).
Esta habilidad hace referencia a los eventos emocionales que ayudan al procesamiento intelectual, es decir, a cómo las emociones actúan sobre nuestro pensamiento y nuestra forma de procesar la información.
Las emociones priorizan el pensamiento y dirigen la atención a la información importante.
Entrar en la entrevista, con las emociones que me genera el saber que tengo un buen currículum, experiencia relacionada, y que a priori parece que me ajusto bien al perfil que requieren, no me garantiza que vaya a ser seleccionado/a, pero me dará ventaja para poder defenderme con mayor seguridad y acierto.
3. Comprensión y análisis de las emociones:
La tercera rama del modelo hace referencia a la capacidad para comprender emociones y utilizar el conocimiento emocional.
Incluye la capacidad para etiquetar las emociones, reconocer las relaciones que se dan entre las palabras y el significado de la emoción.
Se consideran las implicaciones de las emociones, desde el sentimiento a su significado; esto significa comprender y razonar sobre las emociones para interpretarlas. Por ejemplo, que la tristeza se debe a una pérdida.
Abarca también la habilidad para comprender emociones complejas, por ejemplo, el amor y odio simultáneo hacia una persona querida (pareja, hijos) durante un conflicto, la habilidad para reconocer las transiciones entre emociones; por ejemplo, de frustración a ira, de amor a odio.
A lo largo de la entrevista y en función de su transcurso, voy experimentando diferentes sensaciones y emociones, a las que soy capaz de poner nombre, comprender e interpretar, por ejemplo, mi miedo a hacer mal la entrevista lo atribuyo a que el puesto me interesa mucho y a la escasa oferta laboral.
4. Regulación emocional:
La última rama del modelo hace referencia al proceso emocional de mayor complejidad.
Regulación reflexiva de las emociones para promover el conocimiento emocional e intelectual.
Los pensamientos promueven el crecimiento emocional, intelectual y personal para hacer posible la gestión de las emociones en las situaciones de la vida.
Incluiría la capacidad para estar abierto tanto a los sentimientos agradables como a aquellos que nos resultan menos placenteros. Para que podamos aprender de las emociones es necesario que atendamos a los sentimientos positivos y negativos. De ahí que la primera habilidad dentro de la rama de regulación emocional sea precisamente la apertura a los sentimientos.
Incluye la capacidad para reflexionar sobre las emociones descartando o utilizando la información que nos proporcionan en función de su utilidad.
Habilidad para distanciarse de una emoción. Habilidad para regular las emociones en uno mismo y en los demás. Capacidad para mitigar las emociones negativas y potenciar las positivas, sin reprimir o exagerar la información que transmiten.
No juzgo mi emoción inicial de nerviosismo y ansiedad. Una vez identificadas, comprendidas y sabiendo que un nerviosismo excesivo es contraproducente para realizar la entrevista, pongo en marcha estrategias para reducirlo e intento generar otras emociones más adaptativas (calma, seguridad…).
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