¿Te conoces a ti mismo? ¿Te has preguntado alguna vez quién eres? ¿Qué concepto tienes de ti? ¿Por qué nos resulta difícil conocernos a nosotros mismos?
Aunque a priori parece un concepto fácil, no lo es. Todos creemos que nadie nos conoce mejor que nosotros mismos; pero esto no siempre es así, pocas veces nos paramos a reflexionar sobre quiénes somos; de hecho, si no hemos realizado un trabajo previo, nos puede resultar difícil hablar sobre cuáles son nuestras fortalezas, nuestras debilidades, nuestros valores, nuestras emociones, nuestras metas, nuestras pasiones, nuestros miedos, etc…
En ese proceso de autoconocimiento podemos descubrir aspectos en nosotros que nos avergüencen o, incluso, nos asusten; ideas que parecen ser incoherentes y contradictorias con respecto de lo que pensamos sobre nosotros mismos, pero que también forman parte de quién soy; cuando no aceptamos y rechazamos esas partes que consideramos negativas de nosotros mismos, también nos estamos negando la oportunidad de mejorarlas; y por tanto de desarrollarnos y crecer a nivel personal.
Beneficios del Autoconocimiento:
Conocerte mejor a ti mismo te ayudará, entre otras cosas, a:
– Tomar decisiones más acertadas
– Mejorar tu autoestima, seguridad y autoconfianza
– Entender qué ocurre en tu interior en periodos de cambios internos
– Descubrir porque actúas y sientes de una forma determinada y cómo puedes mejorar
– Tomar consciencia de todas las capacidades, fortalezas y recursos de los que dispones para enfrentarte a las vicisitudes de la vida. Descubrir talentos ocultos o sin explotar.
– Obtener información para orientarte a nivel profesional
– Ser consciente de las carencias y miedos que te pueden estar bloqueando determinadas acciones
– Elaborar planes de acción para eliminar o potenciar determinadas actitudes
– Mejorar tu afrontamiento ante situaciones difíciles o estresantes
– Adquirir un mayor autocontrol, tanto personal como emocional
– Mejorar el conocimiento más profundo de otras personas mejorando los vínculos establecidos y tus relaciones sociales y profesionales, etc.
¿Por dónde empiezo? Te proponemos algunas herramientas:
Diario de Emociones: Registra al final del día, durante dos semanas aquellas emociones que hayas experimentado a lo largo de cada día (miedo, alegría, sorpresa, tristeza, enfado, etc.), y en qué situaciones han ido surgiendo. De este modo te harás consciente de las emociones que vas viviendo en cada momento. Identifica de qué emociones se trata. Las preguntas serían: ¿Qué emoción era?, ¿Cómo sé qué se trataba de esa emoción? ¿Qué crees que te produjo esa emoción? ¿En qué situación surgió? ¿De qué te está avisando? ¿Qué sentimiento te generó? ¿Cómo reaccionaste?
La línea de la vida: Este ejercicio muy utilizado en desarrollo personal consiste en crear una línea horizontal que represente tu vida. Sobre la línea marcarás un punto medio que será el “aquí y ahora”, es decir, el momento presente, a la izquierda de ese punto has de marcar eventos y momentos importantes de tu pasado, esto es, situaciones y experiencias vividas que te hayan dejado huella, que te hayan marcado y realmente relevantes en tu vida (enfermedades importantes, pérdidas cercanas, cambios laborales, premios obtenidos, llegada de un bebé…). Así podrás ser consciente de aquello que consideras relevante en tu vida.
La segunda parte consistirá en cumplimentar parte de tu futuro, a la derecha del punto medio, señalando tus objetivos más cercanos y más alejados en el tiempo.
Al finalizar esta línea de vida te invito a reflexionar sobre lo que has vivido y sobre cómo te planteas conseguir y alcanzar los objetivos marcados en tu futuro.
Mejor Yo Reflejado: Para poder determinar cuáles son tus fortalezas y debilidades, puedes realizar este ejercicio. Comienza haciendo un análisis individual sobre cuáles consideras que son tus fortalezas y debilidades. A continuación, solicita retroalimentación a personas de tu entorno: compañeros de trabajo, amigos, familiares… y pregúntales por escrito acerca de tus fortalezas y debilidades. Una vez que recibas todos los resultados, deberás buscar las similitudes. Intenta extraer los rasgos que señala cada persona y compáralos entre sí. Una vez que tengas todos los resultados, escribe un análisis tipo autorretrato de tus fortalezas y debilidades. Asegúrate de incorporar todos los diferentes aspectos que las personas señalaron sobre ti y todos los rasgos que sacaste a relucir en tu propio análisis.
Identificando mis Valores:
- Piensa en un mínimo de 10 personas (vivas o ya fallecidas, cercanas o desconocidas) o personajes (realidad o ficción) a las que admires y apúntalas. Por ejemplo: tu madre, Barack Obama, Napoleón Bonaparte, Teresa de Calcuta, Nemo (de Buscando a Nemo), etc.
- Escribe mínimo 5 cualidades que admires de cada uno de ellos. Por ejemplo: Mi madre (fortaleza, alegría, espontaneidad, bondad, trabajadora), Barack Obama (carisma, empatía, elegancia, coherencia, humildad), Nemo (espontaneidad, inocencia, ternura, espíritu aventurero, lealtad). Y así con cada uno, hasta tenerlos todos.
- Una vez que lo tengas empezaremos el recuento. Se trata de ir cualidad por cualidad y anotar las veces que aparece repetida (si es que se repite). Es decir, anota la frecuencia de cada cualidad. Por ejemplo: Bondad (2 veces), Alegría (1 vez), Valentía:(3 veces), Trabajador (7 veces), Fortaleza (1 vez), etc…
- Ordena de mayor a menor las cualidades (según el número de veces que hayan salido repetidas). Una vez hecho, apúntalas en ese orden en una escala del 1 al 10. Es decir, en el número 1 pondríamos la más repetida, y así hasta llegar al número 10. Una vez hecho esto, tendríamos tus 10 valores más importantes o esenciales.
Para lograr un buen nivel de Autoconocimiento es necesario que te cuestiones tus pensamientos y creencias, que aprendas a reconocer y gestionar tus emociones, que reconozcas tus necesidades y tus valores e identifiques tus fortalezas y áreas de desarrollo. Esperamos que estas herramientas te sirvan como punto de partida y te hayan ayudado a iniciarte en ese recorrido de tu Autoconocimiento.